Panes que amasan pueblos enteros

Amasar significa formar o hacer masa mezclando harina con agua u otro líquido, pero también unir o amalgamar, según la Real Academia de la Lengua. Es lo que hacen los panaderos y reposteros de los pueblos de nuestra provincia, que mantienen sus hornos artesanos, la tradición y una puerta abierta que une a toda una sociedad en una ‘masa’ que, en muchas ocasiones contiene su esencia. Ayerbe sabe a ‘refollau’ o Almuniente a ‘farinosos’, por citar algunos ejemplos.

Son comercios que prestan un servicio a sus vecinos y que se convierten en una visita obligada para el visitante. Sin embargo, el relevo generacional y la despoblación no hace fácil su continuidad, según explican, aunque su producto de calidad sea cada vez más valorado por el público. En las grandes ciudades, no siempre es más fácil encontrar hornos artesanos y panes consistentes elaborados con masa madre.

Existen zonas, como en el entorno de Puente la Reina, donde las panaderías ‘de toda la vida’ se mantienen en muchas de las localidades, como en Bailo, conocida por el pan de kilo, y donde muchos viajeros se detienen para llevarse su sabor. Por el contrario, hay grandes extensiones en la provincia sin apenas oferta. En Sobrarbe, desde Labuerda hacia Bielsa, aunque desde esta localidad se atiende a muchas otras, solo queda una panadería, la de Plan. Todas cumplen una función fundamental de ofrecer un producto que se consume a diario, pero también de conservar tradiciones y vida.

Por ello, el sector de la pastelería y la panadería artesana es uno de los candidatos a los Premios Altoaragoneses del Año 2023 en la categoría de empresa. De este modo, el jurado quiere reconocer su contribución al desarrollo de la provincia.