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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Parada en Bailo para disfrutar del pan de kilo: una receta frente a la despoblación

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Lesmes Andreu, con un plan de kilo en el horno de Bailo.
Lesmes Andreu, con un plan de kilo en el horno de Bailo.
R.G.

La construcción del pantano de Yesa expulsó a la familia Andreu de Escó. Con sus enseres y sus tres hijos, se asentaron en Bailo y abrieron una panadería en 1959, que se convirtió en referente en la zona. Su especialidad: el pan de kilo. No tiene más misterio. Así de rotundo se muestra Lesmes Andreu, segunda generación. Pero algo debe de tener cuando es un punto de parada obligada para muchos viajeros.

Y así es como empezaron sus padres en una nueva localidad, situada a 27 kilómetros de Jaca, donde más de 70 años después, el olor a pan recién hecho sigue cautivando a vecinos y turistas. El mismo año en el que el matrimonio abrió la panadería nació la cuarta y la familia fue aumentando hasta nueve hijos. Hoy, dos de ellos mantienen la tradición familiar. Lesmes, su mujer y una de sus hermanas siguen amasando cada día el secreto del éxito. Además, su hermano mayor  -ya fallecido- montó la panadería de Lanave, que también se convirtió en una parada obligada en la N-330.

Pero ese aroma embriagador no puede despistar de una realidad que no es fácil. “Con lo que vendemos en el pueblo, si solo fuera por eso, no viviríamos”, comenta Lesmes Andreu. La despoblación es el principal motivo, ya que residen unas 80 personas todo el año, señala. En un entorno con núcleos más pequeños, se desplazan cada semana con una furgoneta para prestar servicio a los vecinos de Larués, Bagüés, Pintano, Undués, Santa Engracia, Puente la Reina, Somanés y Atarés.

Con todo, su pan se vende principalmente en tiendas de Jaca, donde lo adquieren algunos restaurantes, pero además cada día llevan pan de 2 kilos al restaurante Varela. Aunque hace años, con su madre y otros hermanos, ofrecían otros productos, ahora solo hacen pan de kilo, su especialidad. “Nosotros podemos vivir porque llevamos muchos años y la gente ya nos conoce, porque tenemos Jaca al lado, que si no sería imposible”, comenta.

Además, “igual somos una de las zonas de España con más panaderías”, apunta Lesmes, que desconoce cómo podría saber si es así, pero está convencido de que en relación a la población, hay una gran oferta. Y cuando empieza a enumerar, es sorprendente, porque hay panadería en Ayerbe, La Peña, Puente la Reina, Villarreal de la Canal, Hecho, Ansó y Santa Cilia.

Con todo, “creo que cada vez es más complicado el relevo generacional. Nosotros éramos nueve hermanos y vivíamos todos de la panadería, pero ahora un hijo ya es mucho y dos demasiado. Nosotros, como decía, porque llevamos muchos años y nos conocen”, reflexiona Lesmes.

Por ello, ve complicado que continúe una tercera generación con el negocio. Tanto él como su hermana tienen descendencia, pero que en principio no seguirán con la panadería, aunque residen en el pueblo. Sin embargo, a la pregunta de si cada vez hay más jóvenes de Bailo que apuestan por quedarse a vivir allí, responde: “Algunos porque quieren, pero otras veces porque no tienen más remedio. La historia de la despoblación lleva ya muchos años y seguirá. Me acuerdo que en Bailo había dos escuelas, guardia civil… lo que ha pasado en todos los sitios. No merece la pena recordar cosas que no van a volver”, indica.

“Esto de la despoblación tiene difícil solución porque viene uno y se mueren o se van dos”, añade. En este sentido, habla de la dificultad de que las personas mayores puedan continuar en los pueblos. “En cuando no te puedes valer por ti mismo, tienes que marchar y la casa se cierra”, reflexiona.

En Bailo sigue abierta cada día su panadería y el bar, ya que la tienda de comestibles que había la cerraron. Con todo, los vecinos han creado una asociación para dinamizar el pueblo, Acurba, que organiza la recreación del Santo Grial, con la que consiguen atraer a cientos de visitantes y dar a conocer el nombre del Bailo, de donde quien pasa se lleva su pan de kilo.

A Lesmes le gusta más reflexionar sobre la despoblación que sobre las excelencias de su pan de kilo, a pesar de la calidad de su producto. Aunque, “cada vez se valora más el pan. Cuando viene la gente lo demuestra. Desde que empezó la pandemia, mucha gente de Zaragoza, Barcelona… llaman para encargar el pan para recogerlo cuando pasan por aquí”, indica. La receta está claro que funciona, lo que no tiene tan clara es la fórmula para solucionar esto de la despoblación, aunque igual tienen algo que ver. “Me gustaría pensar que esto se va a solucionar, pero cuántos años… y no se soluciona. Hay que hacer otras cosas”, reta a los políticos.