La Hoya

COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Ender Forcadell: "Quería tranquilidad y naturaleza, y todo esto lo he encontrado en Ibieca"

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Ender, con su bicicleta, y la iglesia de San Miguel de Foces.
Ender, con su bicicleta, y la iglesia de San Miguel de Foces.
S.E.

Ender toma desde Ibieca muchos caminos que le conducen a la tranquilidad en conexión de la naturaleza y al disfrute enganchado a la melodía del buje de su bicicleta. Es lo que andaba buscando cuando se instaló en esta localidad de la Hoya de Huesca el pasado mes de noviembre, en la que también se ha empadronado y es uno de los nuevos vecinos que ha contribuido al crecimiento de un pueblo que pasará de elegir 3 a 5 concejales, al superar los 101 habitantes.

Tras pasar cuatro años sin trabajar por problemas de salud, Ender Forcadell se ha “reinsertado en la vida laboral”, según lo describe él mismo, y trabaja como repartidor en la zona de Huesca, por lo que considera que Ibieca es una buena ubicación, ya que se encuentra muy cerca de la capital oscense. “Trabajo tres días a la semana y hago unos 450 kilómetros cada día, pero me va bien tener tiempo libre porque necesito hacer deporte por salud. ”, comenta Ender, un apasionado del senderismo y de la bicicleta de montaña.

Este joven de 29 años, natural de Fraga, vivió un tiempo en Lierta y ahora se ha instalado en Ibieca. Entre otras cosas, reconoce, porque “en Huesca es muy difícil encontrar vivienda. En Fraga, sí es fácil encontrar una casa, pero aquí -en el entorno de Huesca- hay muchas cerradas que podrían estar alquiladas”. Pero Ibieca le permite pequeños lujos que no podría tener en un piso de la capital y, por ello, ha empezado a cultivar su huerto.

En este intento por reencontrarse a sí mismo, explica, se organiza el día de tal forma que nada más levantarse practica una hora de yoga y después disfruta de la naturaleza, para trabajar por la tarde. “Tampoco es una elección, la vida me ha tocado así”, apunta Ender. Desde allí, se desplazaba también para estudiar y acabar la ESO a la Escuela de Adultos Miguel Hernández de Huesca, pero lo tuvo que dejar. “Me apuntó para socializar. Iba receptivo y con ilusión por aprender, pero tuve que dejarlo. Igual en septiembre vuelvo a apuntarme”, apunta, al tiempo que recuerda con ilusión que fue el ganador de un concurso de poesía.

No es el único joven de la localidad, pero es cierto que ya no quedan niños en edad escolar. “La gente mayor dice que hace tiempo había tienda, carnicería... y aunque ahora llega el panadero, le faltan servicios. Pero me gusta vivir aquí”, indica. Con todo, tienen un club social en el que los vecinos se juntan para compartir tiempo y conversación. Mañana a algún vecino más le toca votar en Ibieca.