Huesca

UN AÑO DE LA COVID 19

La pandemia, una “tormenta perfecta” para el sector cultural

Jesús Arbués, Paco Paricio y Pecker analizan la situación de las artes escénicas y de la música

Terraza del Palacio de Congresos.Concierto de Pecker / 4-9-2020 / Foto Rafael Gobantes [[[DDA FOTOGRAFOS]]][[[DDAARCHIVO]]]
Los aforos limitados y las medidas de seguridad han marcado los pocos actos culturales que se han celebrado en el último año.
Rafael Gobantes

En este primer año de pandemia, el sector cultural ha sido uno de los más afectados. Actuaciones canceladas, patios de butacas medio vacíos por el aforo limitado, público sentado con mascarilla y salas cerradas son algunas de las tristes imágenes que hemos visto en los últimos doce meses, y que los profesionales del gremio quieren dejar atrás lo antes posible.

Uno de los grandes representantes de las artes escénicas altoaragonesas es Jesús Arbués, director de las compañías Viridiana y Corral de García, y de un teatro en Santa Eulalia de Gállego, que define la crisis sanitaria del coronavirus como “una tormenta perfecta”.

He tenido miedo, no solo por la empresa y por la gente que depende de ella económicamente, sino por la salud que, al fin y al cabo, es lo fundamental”, confiesa.

Para Arbués son demasiadas sensaciones las vividas en el último año: “Ansiedad, angustia profesional y personal y, muchas veces, también cabreo al ver determinadas actitudes inconscientes y absurdas”.

El director teatral y dramaturgo quiere ser “optimista” en esta situación. “La esperanza es una necesidad vital. Hay días que lees cosas y ves que las vacunas pueden acabar con esto, pero otros días oyes hablar de nuevas cepas y te deprimes. Es una montaña rusa de emociones”, asevera.

“Y como a todos, nos gusta imaginar que volvemos a viajar, a los bares, a salir por la noche, a quedar con los amigos, sin restricciones y sin miedo. Siendo conscientes de lo que teníamos”, agrega.

Aunque “cuanto más oscuro es el momento de la noche, más cerca está el amanecer”, Arbués se pregunta: “¿Hemos pasado el momento más oscuro?”.

“En resumen, creo que si algo ha demostrado este virus es que es impredecible”, añade este profesional de las artes escénicas.

Para Los Titiriteros de Binéfar, la crisis sanitaria del coronavirus está siendo como poner “patas arriba el mundo conocido” y adentrarse en un paraje desconocido: “Un bosque sin ningún claro para descansar, donde la maleza cada vez es más espesa, pero como sucede en los cuentos cuando las dificultades son más grandes, siempre aparece el personaje o el objeto mediador que nos saca del atolladero. En eso confío”, asegura Paco Paricio.

El líder de la formación es de los que piensan que “vivimos en el cambio” permanente. “Vamos a permanecer mucho tiempo con el suelo moviéndose a nuestros pies, este suelo que pisamos adaptándonos al nuevo equilibrio y a una nueva manera de relacionarnos”, dice.

Aunque todavía es pronto para saberlo, Paricio cree que “ya está llegando el cambio” hacia otra normalidad, algo que “será más perceptible durante el próximo otoño”.

La música en directo, abatida por la crisis

La música en directo ha sido una de las grandes damnificadas por la pandemia por la reducción al extremo de los aforos permitidos y las medidas de seguridad, lo que ha generado el aplazamiento de prácticamente todos los festivales -muchos de ellos sueñan ya con celebrarse en 2022- y de incontables giras.

Como confirma el cantante oscense Pecker, “el volumen de trabajo se ha visto reducido drásticamente”.

“Como todos sabemos, se han realizado muchos menos conciertos de los habituales, y hoy en día los músicos viven de las actuaciones en directo”, lamenta.

En 2020, Raúl Usieto, verdadero nombre del artista, llevó a cabo tres conciertos en lugar de los quince o veinte que solía hacer, por lo que “es fácil echar cuentas” de las pérdidas y valorar la situación tan dramática que están viviendo los músicos.

“Aunque ha aumentado el consumo de música en nuestras casas gracias al ‘streaming’, los ingresos que percibimos por esa vía no alcanzan ni el 5 % del total”, asevera el cantante.

Para salir adelante, Pecker se ha reinventado y ahora imparte “talleres de creación musical”, algo que le aporta “mucha felicidad”, además de cierta estabilidad económica. “Por otro lado, en mis rutinas cotidianas no han cambiado muchas cosas. Trabajo en mi estudio y salgo poco de allí. Me he dedicado a componer y escribir”, prosigue.

El cantante confiesa que lo que más le está afectando de la pandemia es la limitación de la movilidad. “La claustrofobia que te invade cuando no puedes hacer una escapada es terrible. Esto y la imposibilidad de abrazarse con tranquilidad o de darse un beso me ha traído algo de ansiedad”, señala.

Pero Pecker no se desanima y muestra su confianza en “la ciencia y el talento” de los investigadores. “Siendo realistas, quiero visualizar el verano de 2022 como la verdadera nueva normalidad. Gran parte de la población ya estará vacunada y eso supondrá la superación”, desea.

“Tampoco descarto que la solución venga por unos buenos tratamientos y que la enfermedad no suponga más que una gripe. Por el momento se trata de tener paciencia y tomar precauciones. No es la primera vez que la humanidad se enfrenta a algo así, y ahora tenemos muchos más conocimientos y la mejor tecnología”, sentencia el autor de Seremos parte del huracán.