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Pitu Bautista Dual: “La educación es el pilar principal para poder hacer nuestra vida”

Profesora de aula de la Fundación Secretariado Gitano, dice que “este trabajo no me lo paga el dinero, pero sí ver que un alumno abre un futuro”

Pitu Bautista Dual.
Pitu Bautista Dual.
S.E.

María Jesús Bautista Dual nació en Huesca el 6 de enero de 1983. “Un regalo”, dijo su padre mientras su abuela materna, al verla, exclamó: “parece una pitufica, y así me quedé en Pitu”, nombre por el que la conocen todos.

Aunque sus padres vivían en la zona de la Catedral, hizo vida en el Perpetuo Socorro, donde residían sus abuelos paternos y maternos, “incluso me escolarizaron en el Pío”. Su infancia y adolescencia, “jugando mucho en la calle, llevándonos bien todo el mundo, payos y gitanos juntos”, y en el colegio, que “me gustaba mucho; un año cerraron por una nevada muy fuerte que hubo y yo lloraba porque quería ir a clase”. ¿Buena estudiante, pues? “He sido una persona de ir todos los días a clase y llevar las tareas al día, y no he tenido que estudiar mucho porque he tenido memoria fotográfica”.

En bachillerato, fue su profesora de literatura, Lourdes Berges, quien le animó a continuar estudiando y ella se comprometió a hacerlo si aprobaba la selectividad. “Aprobé y cumplí mi palabra de gitana”. Descartó hacer ingeniero de caminos, “que era lo que quería mi familia porque mi padre era constructor, pero no me gustaba”, y Psicología y Trabajo Social, dos carreras que sí le gustaban pero que no se podían hacer en Huesca, ciudad que no quería dejar. “Y como siempre me han gustado mucho los niños, pues hice Magisterio”, dice Pitu.

“Para poder costear los estudios y no ser una carga para mis padres”, en segundo “me puse a trabajar en un Martín Martín que había en el Sabeco. Iba una semana de mañana y una de tardes, y a Magisterio, una sí y otra no”. Tuvo que aparcar dos años la carrera por enfermedad, pero la acabó. “Soy muy cabezuda y quería tener el título”. Luego hizo un estudio propio en la Universidad de Navarra de intervención social con la comunidad gitana, igualdad de género…

“En Huesca la sociedad gitana está muy avanzada, en pocas ciudades está así”

Desde 2005 trabaja en la Fundación Secretariado Gitano, donde es orientadora educativa y profesora de aula, además de responsable local de voluntariado, grupo de mujer gitana…, y representa a Aragón en diferentes ámbitos a nivel estatal.

“Yo dedico toda mi vida al trabajo y lo hago porque es vocación, porque me gusta mucho. Soy referente sin quererlo y en todos los momentos sé que la gente me está mirando, todo el mundo me conoce. Hago orientaciones en la cola de Mercadona, en el hospital...”.

“Este trabajo -añade- no me lo paga el dinero, me lo paga la satisfacción de ver que un alumno ha abierto un futuro. Cuando vas a una graduación de la ESO, ni con un millón de euros me lo pagarías, porque ese alumno ha sido mío, ha sido esfuerzo mío, a veces casi más que el de las familias”.

Resalta que en el ámbito educativo, la realidad gitana “ha avanzado muchísimo”, gracias en buena medida al Programa Promociona del Secretariado Gitano. “En mi época estudiábamos dos, y desde que en 2013, 2014 comenzó este programa, se han titulado 24 niños y niñas en la ESO en la provincia. Todos los niños gitanos y las familias quieren venir al Promociona, porque saben que es garantía de éxito, pero Huesca tiene poca oferta formativa y hay que salir, lo que cuesta mentalmente y económicamente. La gente, no obstante, va saliendo, aunque no es lo común”.

“Cuando demuestras que eres capaz, eres un referente”

Además, “la visión de las familias es muy diferente, ahora el 90 por ciento de la población gitana tiene claro que sus hijos, como mínimo, tienen que acceder a la ESO para que su futuro laboral tenga un poco de valor. La educación es el pilar principal para poder hacer nuestra vida, y en la vida hay que trabajar”.

También ha habido mucha evolución respecto a la mujer, opina Pitu. “Yo recuerdo que me hice un pirsin cuando era joven y por poco me llevan no sé dónde, y al poco se lo pusieron las demás y yo me lo quité; me saqué el carné de conducir, mi padre me dejó su monovolumen, y me acuerdo que los gitanos de Huesca le llamaban por teléfono y le decían que habían visto a su hija con un coche, y mi padre les decía: sí, se lo he dejado yo”.

Ser mujer -afirma- “siempre es el triple de trabajo, pero si eres mujer y gitana, una barrera detrás de otra. Es muy difícil, pero en el momento que demuestras que eres capaz, te vuelves un referente, y ya se ve más normalizado”. Ahora -subraya-, en Huesca, “el 90 % de las mujeres gitanas tienen carné de conducir y han accedido al mercado laboral. Pero es que en Huesca la sociedad gitana está muy avanzada, en pocas ciudades está así”.

Entre sus preocupaciones, que “se van perdiendo un poco los valores positivos que tenemos, el respeto a los mayores, la unión, la hospitalidad… Esto no se puede perder, se puede perder casarse demasiado joven, no estudiar y nos tenemos que olvidar de pensar que estudiar o trabajar no es de gitanos”.

“Hago orientaciones en la cola de Mercadona, en el hospital...”

Por otro lado, lamenta que siguen existiendo en la sociedad algunos estereotipos y prejuicios hacia la comunidad gitana. “Hemos mejorado en el sentido de que cuando te conocen de tú a tú, vale, pero se tiende a generalizar, o te dicen, tú sí, pero es que los demás, tú no pareces gitana…, y ya te han hincado un puñal en el corazón. Es cierto que hay una parte de la población que está muy sensibilizada y bien, pero hay otra parte de la población...”.

Otra preocupación, las TIC, “que son un arma de doble filo” y “hacen “mucho daño” a algunos jóvenes.

Un doble deseo para terminar: “que todo el mundo tenga los mismos derechos y las mismas oportunidades” y que “pensemos un poco en el que tenemos al lado”.