Monegros

COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

25 años de cooperación entre Monegros y Nicaragua

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Antonio Brosed, a la izquierda, con parte de su “equipo”en la reciente feria de Femoga en Sariñena.
Antonio Brosed, a la izquierda, con parte de su “equipo”en la reciente feria de Femoga en Sariñena.
Marga Bretos

Hay personas creativas y visionarias, artífices de ideas que mejoran un sector, abren nuevos nichos de mercado y consolidan avances tecnológicos que se hacen imprescindibles en el día a día, y todo ello es lo que ha hecho Antonio Brosed desde 1998 con la ONG Asociación Movimiento Rural Cristiano de Monegros.

“A raíz de la tragedia del huracán Mitch, se crea Monegros con Nicaragua, un programa de cooperación de forma estable y continuada, concretamente en la ciudad de Ocotal, a 225 kilómetros de Managua y muy cerca de la frontera con Honduras”, explica Brosed detallando que en la actualidad y preparando el 25 aniversario para 2023, continúan esforzándose por las personas necesitadas de ese país.

“Somos muchos socios y padrinos de niños, la mayoría de las provincias de Huesca y Zaragoza, si bien, tengo que destacar las ayudas que recibimos por parte de la Comarca de Los Monegros, la DPH, de ayuntamientos como los de Huesca, Monzón, Sariñena o Robres, del Obispado de Huesca, de entidades bancarias, y otras aportaciones a título particular. No obstante, el programa de apadrinamiento es nuestro principal soporte económico”, expone.

Ahora están inmersos en la construcción de un puente que derribo el último huracán. “Son 20.000 euros, de los que el Ayuntamiento de Ocotal pone la mitad”, subrayando que el punto estrella es el Centro de Día, “donde hasta 105 mayores reciben comida y asistencia durante todo el año”.

Cuando llegó a Ocotal rehabilitó cuarenta viviendas, construyó un centro de salud, la casa de cultura, casas comunales, colegios, pero su origen como agricultor le animó a comprar dos hectáreas en Mozonte. “Allí tenemos cerdos, conejos, pollos y gallinas ponedoras y dos balsas donde echamos peces. Cada mes, echamos las redes y en el centro se come pescado bueno. Sacamos muchas frutas, verduras y hortalizas que benefician a escolares y a personas con discapacidad”, explica Brosed, muy consciente de que sin las personas que trabajan y los voluntarios nicaragüenses, nada se podría llevar a cabo.

En este tiempo, han dado respuesta a necesidades puntuales de otros colectivos como un taller de formación profesional para jóvenes discapacitados, la compra de sillas de ruedas y audífonos, la reconstrucción de viviendas, la prestación de ayudas para cursar carreras universitarias como Medicina o Ingeniería Agrónoma o para la compra de medicamentos para tratar enfermedades como el cáncer.

“Tengo la conciencia muy tranquila porque todo el dinero que recogemos va a los proyectos”, manifiesta el coordinador de esta humilde ONG que ha perdido la cuenta de las miles de personas que ha ayudado.