Huesca

DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS

Íñigo Barona: “Intentamos tener el máximo de proveedores de la provincia”

Este oscense cree que la reapertura contribuye a aumentar el interés por la carrera militar

Iñigo Barona en su puesto de trabajo de la USAC Sancho Ramírez.
Iñigo Barona en su puesto de trabajo de la USAC Sancho Ramírez.
Pablo Segura

La reapertura del cuartel Sancho Ramírez permitió a Íñigo Barona poder volver a trabajar en su ciudad. Desempeña su labor de brigada en la Unidad de Servicios del Acuartelamiento (USAC) Sancho Ramírez, que se encarga del mantenimiento y abastecimiento del cuartel. Como oscense, valora la repercusión económica y social que tiene la presencia del Ejército en la ciudad.

“A nivel económico, estamos estableciendo unas relaciones con empresas de la ciudad de suministro de servicios. Estamos contactando con diferentes grupos para hacer ‘networking’ con autónomos. “El interés del teniente coronel es que el dinero se quede en la ciudad y en la provincia e intentar contactar con el máximo número de proveedores de aquí”, comenta.

“Que la ciudad albergue esta instalación es importante a nivel económico pero también a nivel humano, porque ofrece a los oscenses la posibilidad de tener un trabajo que si hubiera desaparecido definitivamente el cuartel, se hubiera perdido”, apunta.

De hecho, “creo que es un atractivo a nivel laboral, que puede animar a mucha gente, porque inicialmente puedes entrar como soldado y tener un sueldo digno, normal, pero te permite la posibilidad de promocionar, como fue mi caso, y llegar a ser un suboficial u oficial con una carrera militar y con un puesto de funcionario fijo del Estado”, expone.

Al menos que él conozca, asegura que no hay muchos oscenses en el Ejército de Tierra. “Pero en la época que había mili convencional a la gente que le gustaba la profesión conseguía quedarse aquí en el cuartel destinado”, indica. Por ello, al no haber presencia militar cree que es más difícil que se despierten las vocaciones. “No he visto mucha renovación en la gente joven de la ciudad o de la provincia, gente que quiera hacerse militar”, apunta. Por ello, entiende que la posibilidad que ha abierto ahora el cuartel Sancho Ramírez puede animar a muchos jóvenes a apostar por esta vía.

Aunque no nació en Huesca, llegó con tres años y es donde ha vivido gran parte de su vida, excepto por algún periodo de trabajo. Estuvo en el grupo de Artillería de Montaña hasta que desaparecieron las unidades que apoyaban a la Brigada de Montaña y tuvieron que buscarse un nuevo destino. “Por suerte, el Ejército de Tierra realizó las maniobras oportunas para que pudiéramos quedarnos en el sitio más próximo, que era Zaragoza. Casi el 99 % del personal que estábamos destinados en el Sancho Ramírez pudo colocarse en Zaragoza”, recuerda.

De este modo, durante 10 años bajaba a diario a trabajar a Zaragoza, ya que está asentado en Huesca con su esposa y sus hijos. “La reapertura del cuartel ha supuesto para nosotros un cambio de vida importante, ya no solo por el tiempo sino que nos evitamos el viaje, la peligrosidad de salir cada día a la carretera y el gasto”, indica. Por todo ello, resalta la repercusión económica y social.